Coraje, brillo, fuerza y creatividad.
Si seguimos con el viaje de la consciencia por cada uno de los signos del zodiaco, después de Cáncer, aparece Leo. Leo es el signo regido por el Sol, el astro rey y así se sienten las personas leoninas, un poco reinas y reyes. Irradian magnetismo asociado a su fuerza solar igual que el sol ejerce su atracción sobre los planetas.
Si Cáncer divide el mundo entre las personas que forman parte de mi círculo y las que no… y buscan la seguridad en la pertenencia. Leo da un paso más, necesita salir de esa zona de confort o ese espacio familiar conocido y calentito para poder descubrir quién es. La vida pulsa a través nuestra, la sentimos en el latido del corazón y Leo sabe honrar la vida y aprovecharla, de ahí su entusiasmo, sin perder el tiempo comparándose con lxs demás. Experimentándonos como seres únicos y diferenciados. Poder expresar quiénes somos, nuestra singularidad y creatividad.
La trampa con Leo puede estar en quedarse prisionerx de un ego que busca el reconocimiento y la confirmación constante de la imagen que tiene de sí… pero una vez que trascienda esta dependencia de lo que le devuelve el exterior, podrá ir profundo capa a capa desnudando su verdadera esencia y desde ahí irradiar lo que tiene de genuino su corazón.
Todas las personas tenemos esta energía en mayor o menor medida que se activa en determinadas situaciones o ámbitos… O la buscamos en otrxs para completarnos… No es una energía exclusiva de las personal con el Sol en Leo, aunque sí forma parte esencial de su naturaleza.
