Ya sea porque hayas leído algún libro de autoayuda o porque te vaya el crecimiento personal o simplemente porque paseas por la vida como cualquier hijo de vecino… el caso es, que seguro que, en algún momento, habrás escuchado esta frase: “El amor que buscas está dentro de ti…”. ¿Lo está?
Me ha costado mucho entender esto. Y sinceramente, me he pasado demasiados años de mi vida, intentando encontrar esa relación ideal que me llenara de ese amor que ansiaba, que creo que en el fondo, todos ansiamos. En esa búsqueda, me he dejado la piel y también, para qué negarlo, en algunas ocasiones, hasta mi dignidad. Todo, por una migajita de amor. Pero un día, de pronto lo entendí, lo vi claro. El amor que buscaba estaba dentro de mí… y maldita sea, no era una frase hecha, era la pura realidad. Me di cuenta que el otro simplemente es un interruptor de ese amor que yo puedo generar. ¡Es un interruptor! El amor lo genero yo, lo siento yo, es un estado interno mío. El otro puede provocármelo, igual que puede mi animal favorito o un atardecer que me emocione hasta el hecho de sentirme parte del todo, pero el amor, está dentro de mí, nace de mí. Digamos que soy una máquina de generar amor. Cuando buscas enamorarte, más allá de los beneficios que pueda aportar una relación, estás buscando un detonante que te haga sentir ese estado de estar en-amor, poder llegar a sentir ese amor que ya eres. Cuando comprendemos esto, no tiene tanta importancia que el otro sienta lo mismo o no, porque tú eres capaz de disfrutar de esa frecuencia amorosa que has generado, independientemente. La clave o el estado ideal al que podríamos aspirar sería que cada vez pudiésemos activar ese estado de estar en-amor con más facilidad, sin importar tanto quién o qué lo provoca. En definitiva, estar en-amor en la vida y con la vida.
